miércoles, 11 de marzo de 2009

INAUGURACIÓN


El inicio implica disposición, y la disposición, después de la voluntad, implica alerta de los sentidos. Y es que todo inicio se siente, éste en particular se deja oler en ese lánguido polvo Gutemberg al que huelen los libros cuando se les quita el celofán antiséptico (anti-lectura pareciera ser), y se deja escuchar, mientras toco con entusiasmo de incipiente pianista las teclas del teclado, mientras, a lo lejos, a kilómetros dentro de mi encéfalo escucho el vruuuuuuur de las bandadas de pequeñas aves que se me parece mucho al de foliar las páginas de un libro para medir su portento. Los inicios se saborean anticipadamente como lo hace el jornalero al imaginar la cena mientras ve caer el sol y espera que el capataz anuncie el fin de la faena. El inicio se olfatea de la misma manera como después de cenar el marido busca el aroma de la esposa que anda por allí sugerente pero serena, y él, sin saber si puede o debe, porque de querer, quiere. El inicio se toca, porque el inicio es nacimiento y nada es más importante que la palpación para las comadronas de antaño y los actuales obstetras, y por sobre todo para quien nace, que después de ser obligado a venir a este mundo por lo menos espera ser tratado bien, con tacto.
Con todos los sentidos alerta hoy inicia el blog de ustedes, que es también mi blog, un lugar de intercambios, un apéndice del Consultorio Portátil, un lugar de encuentros y desencuentros, porque este Blog va a tratar de lo que se piensa, y eso de pensar suele estar en discordia con los sentidos, así que este inicio anuncia controversia, pero sin mal genio, sin presunciones petulantes o interesadas (como suelen ser, por ejemplo, las políticas), sino con argumentación serena, conciente de que somos todos “uno” en esta carrera por darle sentido a la vida.
No hay inauguración que pueda jactarse de ser tal sin brindis. ¡Salud!