miércoles, 14 de marzo de 2018

CPF EN EL MUNDO DE LA LENTITUD Y LA PRISA


TIEMPOS ENERVANTES

Me enerva la lentitud. En el zoológico paso de largo ante la jaula de las perezas. Me mortifican. En un planeta que se mueve a 107.000 kilómetros por hora, ser lento es, por lo menos, una insolencia. Pero una cosa muy diferente es andar deprisa. Todo amerita su tiempo. Hacer algo rápido no significa hacerlo aprisa, sino en el tiempo mínimo que se amerita para hacerlo. Con lo dicho confieso que me enerva tanto la lentitud como la prisa. Sí, tal vez una primera conclusión ligera sea que a mí me enervan muchas cosas. Y eso es posible. Pero ¡vamos!, por lo menos debemos aceptar que no es por calumnia que los extremos tengan mala fama.

EL MAL EJEMPLO

Creo que tendría nueve años la primera vez que escuché que Dios había hecho el mundo en siete días. En aquella oportunidad también me enteré que el séptimo día se echó a dormir. De lo que de inmediato deduje que en realidad Dios hizo al mundo en seis días. Eso es tener prisa. Eso es extremismo. Eso es querer salir rápido del compromiso para irse temprano a la cama. No pienso discutir cómo le quedó el mundo a Dios. Pero tampoco puedo dejar de decir que tal vez las cosas pudieran ser diferentes si se hubiese permitido un tiempito más. Igualmente con el hecho de que nadie menciona en ninguna parte cuándo despertó de la siesta que inició en el séptimo día. La curiosidad es irrequieta ¿seguirá durmiendo? En realidad lo hecho, hecho está. Pero no deja de ser un mal ejemplo para los niños (y la gente en general), eso de querer hacer un mundo en una sola semana, como queriendo salir rápido del asunto sin que importen los resultados y ni hablar del control de calidad. Y es que hay tanta gente que anda tan aprisa, que parecen todos aspirantes a ese Dios, o sea, gente que no ve la hora de irse a dormir. Pero, ahora que lo pienso, tal vez me estoy embrollando la vida tomando como ejemplo la Creación. De seguro van a salir los eternos defensores de causas perdidas a remarcar que los tiempos de Dios son perfectos e inescrutables. Y creo que será mejor responder de una vez a estas personas aclarando que, de ser eso cierto, están aseverando que es ley universal que un planeta, un mundo, un sistema solar (porque en el cuarto día Dios creó el Sol, la Luna y las estrellas), se puede hacer en seis días. En otras palabras, el tiempo perfecto para hacer un mundo es una semana con siesta incluida. Y si esto es así, cosa que, ¿por qué no?, pudiera ser posible, nuestro mundo no sería más que “trabajo de una semana”, algo nada importante, nada del otro mundo, pues. Y creo que esto no le vendría muy bien a las autoestimas de los mismos defensores de causas perdidas que iniciaron este lío. Sin mencionar que el asunto no sólo trata de la prisa en hacerlo, sino de la pereza posterior…. Y, llegados a este punto, hay que hablar del cansancio.

CANSARSE PARA VIVIR O VIVIR PARA CANSARSE

La vida es cansona, de eso no hay duda. Por cada 16 horas de actividad tenemos que descansar 8 horas corridas. Vivir cansa. Y además parece que está bien que así sea. De hecho, por si acaso, nos hemos encargado de crear un sistema de vida que asegure nuestro cansancio: estudiar, trabajar, atender las redes sociales, los compromisos familiares, hacer compras, votar, ir al estadio, y si todavía no estamos agotados, podemos ir al gimnasio, trotar, levantar pesas, y si no basta, podemos hacer rápel, mountain bike, clavar sombrillas en la playa con el viento en contra, nadar, hacer parrillas bajo el Sol en verano, vóley de playa …. Un manual infinito y morboso de métodos para cansarse y desear ir a la cama. Claro está que hay quienes niegan la realidad y se disponen a “disfrutar la vida” concibiéndola como el arte de hacer dinero y gastarlo. O sea, hacen lo mismo, pero con anteojeras. 
Corren todo el día laboral tras el dinero y luego corren durante el tiempo libre a gastarlo. Estas son las personas que cuando regresan de vacaciones lo primero que te cuentan es cuánto les costó el viaje, la cancha de vóley, el alquiler de la sombrilla, el cupo de rápel, y así…. Cobrar y pagar es una extenuante forma de asegurarse las ganas de ir a dormir ¿Será que el sentido de la vida es lograr llegar cansados a la cama? De los justos y los héroes dicen que tienen la virtud de dormir tranquilos. Con la conciencia en paz (cuentan). Como si ése fuera su premio ¿Es el cansancio (que facilita el descanso) un premio? 
No sé. Elegir la cámara rápida o la cámara lenta para vivir son opciones…, pero yo creo que seguiré buscando la velocidad apropiada.

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