martes, 17 de marzo de 2009

LA MISIÓN

El Inconforme Satisfecho




El hombre está destinado a no alcanzar su autorrealización. Más ambicioso que la vida misma, todo proyecto humano es truncado por la muerte. No pasa lo mismo con los deseos, todos ellos son realizables, menos uno: querer ser inmortal. El proyecto humano nunca se conforma, él es la vida misma y ésta siempre quiere más vida. El inconformismo es una condición propia del proyecto de vida. El inconformismo no pertenece al orden de los deseos; los deseos no se conforman, se satisfacen. Los deseos son la materia que compone el proyecto de vida. Frecuentemente se confunde la insatisfacción (perteneciente a los deseos) con la inconformidad (exclusiva del proyecto de vida). Al proclamar el inconformismo como la base del progreso, muchos justificaron sus quejas existenciales aludiendo que era imposible satisfacerse antes de alcanzar la autorrealización; en otras palabras, la satisfacción sólo sería posible al estar conforme, pero nadie puede realizarse completamente, sería como no tener más proyecto, no desear más nada, implicaría estar muerto o lo que es lo mismo: haber alcanzado la inmortalidad. Ser inconforme no implica estar insatisfecho, muy por el contrario, el inconformismo alimenta la vida con nuevos deseos y sus potenciales satisfacciones. Asimismo, estar conforme no implica sentirse satisfecho. La conformidad implicaría no-desear, por lo tanto, sería insatisfactoria. Luego, la satisfacción es consecuencia de la inconformidad. El inconforme puede ir disfrutando los deseos alcanzados como premios cotidianos a la perseverancia. La satisfacción es una parada reconstituyente en el largo camino de la inconformidad. En un sistema de coordenadas, el eje vertical (y) mediría los deseos y el eje horizontal (x) mediría el proyecto de vida. Mientras más inconforme y ambicioso sea el proyecto en el eje (x), mayor será el número de deseos a satisfacer en el eje (y). El deseo pertenece a la coordenada del espacio en presente, del aquí y ahora. El proyecto pertenece al porvenir, al futuro. A medida que el proyecto avanza, se van disfrutando más deseos. El deseo disfruta lo alcanzado; el proyecto busca qué alcanzar. El deseo se detiene a disfrutar; el proyecto está en constante progreso. El inconformismo es el motor de la vida, la satisfacción es su combustible. Son tantas las diferencias entre el deseo y el proyecto de vida que pareciera inexplicable que se confunda tanfrecuentemente la inconformidad con la insatisfacción. Esta confusión ha hecho mella hasta entre los estudiosos de la naturaleza humana. El Psicoanálisis mismo ha confundido varias veces estos términos. El proyecto de vida es una escalera. Los deseos son sus peldaños. La satisfacción orienta la trayectoria. Si los deseos son satisfechos, la escalera asciende; si son insatisfechos, la escalera desciende.
La satisfacción no se contrapone a la inconformidad, al contrario, la alienta. La satisfacción es un cable a tierra que mantiene al ser humano conectado a la vida a pesar de saberse mortal, a pesar de saber que su autorrealización quedará inconclusa; ésta es la importancia de las satisfacciones cotidianas: otorgan las energías, el ánimo, el sentido para seguir apegados a la vida.
Vivir en la filosofía del disfrute es lo contrario de estar conforme, es sentirse satisfecho de tener un ambicioso proyecto de vida. El ideal de la felicidad es llegar a ser un «inconforme satisfecho».

miércoles, 11 de marzo de 2009

INAUGURACIÓN


El inicio implica disposición, y la disposición, después de la voluntad, implica alerta de los sentidos. Y es que todo inicio se siente, éste en particular se deja oler en ese lánguido polvo Gutemberg al que huelen los libros cuando se les quita el celofán antiséptico (anti-lectura pareciera ser), y se deja escuchar, mientras toco con entusiasmo de incipiente pianista las teclas del teclado, mientras, a lo lejos, a kilómetros dentro de mi encéfalo escucho el vruuuuuuur de las bandadas de pequeñas aves que se me parece mucho al de foliar las páginas de un libro para medir su portento. Los inicios se saborean anticipadamente como lo hace el jornalero al imaginar la cena mientras ve caer el sol y espera que el capataz anuncie el fin de la faena. El inicio se olfatea de la misma manera como después de cenar el marido busca el aroma de la esposa que anda por allí sugerente pero serena, y él, sin saber si puede o debe, porque de querer, quiere. El inicio se toca, porque el inicio es nacimiento y nada es más importante que la palpación para las comadronas de antaño y los actuales obstetras, y por sobre todo para quien nace, que después de ser obligado a venir a este mundo por lo menos espera ser tratado bien, con tacto.
Con todos los sentidos alerta hoy inicia el blog de ustedes, que es también mi blog, un lugar de intercambios, un apéndice del Consultorio Portátil, un lugar de encuentros y desencuentros, porque este Blog va a tratar de lo que se piensa, y eso de pensar suele estar en discordia con los sentidos, así que este inicio anuncia controversia, pero sin mal genio, sin presunciones petulantes o interesadas (como suelen ser, por ejemplo, las políticas), sino con argumentación serena, conciente de que somos todos “uno” en esta carrera por darle sentido a la vida.
No hay inauguración que pueda jactarse de ser tal sin brindis. ¡Salud!