Aclaratoria
Cuando sentí que debía saldar de alguna manera mi deuda con el lago de Maracaibo, con Venezuela, con el trópico caribe por lo años vividos allí, pensé en escribirle algo, y ante la pregunta de qué y cómo lo escribiría, el esquema se me presentó tajante y definitivo:
1) Mi convicción como ciudadano del mundo no me permitiría la exclusión geográfica refiriéndome sólo al lago de Maracaibo. En otras palabras: debía hablar del lago sin excluir al resto de Venezuela y el caribe, pero al mismo tiempo no debía mencionarlos directamente.
2) Mi pasión por la biografía y el realismo no me permitiría fabular más de tanto, debía hablar de mis vivencias venezolanas.
3) La sangre veneciana que corre por mis venas marcó la pauta, y no podía ser de otra manera porque «coincidencialmente» Venezuela proviene de una referencia a Venecia, por el asunto sabido de que Américo Vespucio asoció los palafitos del lago de Maracaibo con sus recuerdos de Venecia, y es sabido que no hay tema literario más valioso que el de las coincidencias. Por ello decidí resolver el punto 1 y 2 ubicando los eventos en un pueblo palafitico, y así nació «San Mateo de Agua».
4) Y por ultimo, tratando de ser realista y conciente de que la memoria no es fiable, estaba claro que no debía escribir sobre anécdotas y mucho menos hacer una biografía. Así se fueron gestando las «Crónicas del Caribe» que no podían ser otra cosa que cuentos (porque recordar no es revivir, apenas es echar el cuento) sobre personas que vivían en un pueblo palafitico a orillas del lago de Maracaibo, descendientes todos de aquella ocurrencia de Américo.
Esta introducción tiene la finalidad de alertar que todo lo que de Venecia diga pudiera estar «tocado» por mi ascendencia.
A quien le moleste la subjetividad tiene la libertad de dejar de prestarle atención a este post, pero a quien logra disfrutar del misterioso placer de descifrar en un escrito lo que de real hay entre lo que el autor narra, para ellos escribo las próximas líneas sobre Venecia.
Para quienes el romanticismo no es un souvenir turístico.
Imperdonable es el error de quien pretende visitar Venecia en dos o tres días. De la carrera sólo queda el cansancio, pero además es ridículo estar apurado en un lugar que se mueve a ritmo de laguna.
Venecia se ofrece en cuerpo y alma en los momentos de menor afluencia turística, yo la he conocido en primavera, a mediados de otoño y en pleno invierno y me quedo con esta última temporada, el agua alta y el frío que corre a los turistas hacen a Venecia inolvidable, Venecia sin turistas es viento de otras épocas.
Todos tenemos varios pasados, el propio, el familiar, el que de común compartimos con la humanidad, el genético, el evolutivo, en Venecia se respira un pasado transcultural, su fusión entre occidente y oriente todavía está presente en el aire.
Venecia transpira secretos, lujuria, expiaciones, desenfreno, herejías, vida desenfrenada pero por sobre todo un gran gusto por el placer estético.
En Venecia no hay ningún lugar donde ir, porque a diferencia de otras ciudades muy turísticas, Venecia no tiene centros de atracciones, ella misma es la atracción principal.
La gran laguna veneciana fue caldo de cultivo de extraordinarios engendros que van desde la política y la jurisprudencia, pasando por las bellas artes, hasta al ocio frenético del carnaval, pero aún así, Venecia no ha dado lo que puede dar, flotando en los líquidos amnióticos de la laguna madre Venecia es una ciudad nonata, todavía en gestación, esperando el momento justo para nacer. No faltará quien juzgue que la metáfora anterior es completamente disparatada, porque de Venecia se habla de su desaparición, de su destino de Atlantis, me replicarán ¿Cómo se le ocurre decir de Venecia que está por nacer cuando ya no tiene espacio para crecer, y sus construcciones amenazan con derrumbarse? Es justamente esto lo que hace posible la visión de una Venecia a punto de reventar a la vida, el neonato sólo puede nacer sano si lo hace cuando está listo, cuando ya el útero no lo contiene más, cuando está completo, cuando el líquido se le acaba. Pero salgámonos del ámbito especulativo e imaginario y pongamos un pie en la tierra firme de la realidad para confirmar lo dicho: pronto, muy pronto un muro de contención rodeará a Venecia, y cuando esté listo, no solamente el agua alta dejará de ser una amenaza, sino además habrá otras zonas donde crecer y mostrar un nuevo esplendor. Lo vuelvo a decir sin temor a exageración: Venecia está por nacer.
El Carnaval de la vida
Conocimos gente que trabaja todo el año en espera del Carnaval. Saber que hay gente que vive del carnaval y para el carnaval, ensancha la capacidad de mis pulmones, me quita toda angustia, el mundo se me vislumbra más grande de lo que es porque me revela que las alternativas de la vida humana son infinitas. Le expongo a mi esposa que quisiera vivir dos años en Venecia, tal vez al frente de una fábrica de máscaras de papel maché, vivir para el Carnaval. Ella me mira, se sonríe y me responde:
- «Con una condición: Yo me encargo de la fábrica y tú sólo escribes.»
- «¡Trato hecho!»
Cuando sentí que debía saldar de alguna manera mi deuda con el lago de Maracaibo, con Venezuela, con el trópico caribe por lo años vividos allí, pensé en escribirle algo, y ante la pregunta de qué y cómo lo escribiría, el esquema se me presentó tajante y definitivo:
1) Mi convicción como ciudadano del mundo no me permitiría la exclusión geográfica refiriéndome sólo al lago de Maracaibo. En otras palabras: debía hablar del lago sin excluir al resto de Venezuela y el caribe, pero al mismo tiempo no debía mencionarlos directamente.
2) Mi pasión por la biografía y el realismo no me permitiría fabular más de tanto, debía hablar de mis vivencias venezolanas.
3) La sangre veneciana que corre por mis venas marcó la pauta, y no podía ser de otra manera porque «coincidencialmente» Venezuela proviene de una referencia a Venecia, por el asunto sabido de que Américo Vespucio asoció los palafitos del lago de Maracaibo con sus recuerdos de Venecia, y es sabido que no hay tema literario más valioso que el de las coincidencias. Por ello decidí resolver el punto 1 y 2 ubicando los eventos en un pueblo palafitico, y así nació «San Mateo de Agua».
4) Y por ultimo, tratando de ser realista y conciente de que la memoria no es fiable, estaba claro que no debía escribir sobre anécdotas y mucho menos hacer una biografía. Así se fueron gestando las «Crónicas del Caribe» que no podían ser otra cosa que cuentos (porque recordar no es revivir, apenas es echar el cuento) sobre personas que vivían en un pueblo palafitico a orillas del lago de Maracaibo, descendientes todos de aquella ocurrencia de Américo.
Esta introducción tiene la finalidad de alertar que todo lo que de Venecia diga pudiera estar «tocado» por mi ascendencia.
A quien le moleste la subjetividad tiene la libertad de dejar de prestarle atención a este post, pero a quien logra disfrutar del misterioso placer de descifrar en un escrito lo que de real hay entre lo que el autor narra, para ellos escribo las próximas líneas sobre Venecia.
Para quienes el romanticismo no es un souvenir turístico.
Imperdonable es el error de quien pretende visitar Venecia en dos o tres días. De la carrera sólo queda el cansancio, pero además es ridículo estar apurado en un lugar que se mueve a ritmo de laguna.
Venecia se ofrece en cuerpo y alma en los momentos de menor afluencia turística, yo la he conocido en primavera, a mediados de otoño y en pleno invierno y me quedo con esta última temporada, el agua alta y el frío que corre a los turistas hacen a Venecia inolvidable, Venecia sin turistas es viento de otras épocas.
Todos tenemos varios pasados, el propio, el familiar, el que de común compartimos con la humanidad, el genético, el evolutivo, en Venecia se respira un pasado transcultural, su fusión entre occidente y oriente todavía está presente en el aire.
Venecia transpira secretos, lujuria, expiaciones, desenfreno, herejías, vida desenfrenada pero por sobre todo un gran gusto por el placer estético.
En Venecia no hay ningún lugar donde ir, porque a diferencia de otras ciudades muy turísticas, Venecia no tiene centros de atracciones, ella misma es la atracción principal.
La gran laguna veneciana fue caldo de cultivo de extraordinarios engendros que van desde la política y la jurisprudencia, pasando por las bellas artes, hasta al ocio frenético del carnaval, pero aún así, Venecia no ha dado lo que puede dar, flotando en los líquidos amnióticos de la laguna madre Venecia es una ciudad nonata, todavía en gestación, esperando el momento justo para nacer. No faltará quien juzgue que la metáfora anterior es completamente disparatada, porque de Venecia se habla de su desaparición, de su destino de Atlantis, me replicarán ¿Cómo se le ocurre decir de Venecia que está por nacer cuando ya no tiene espacio para crecer, y sus construcciones amenazan con derrumbarse? Es justamente esto lo que hace posible la visión de una Venecia a punto de reventar a la vida, el neonato sólo puede nacer sano si lo hace cuando está listo, cuando ya el útero no lo contiene más, cuando está completo, cuando el líquido se le acaba. Pero salgámonos del ámbito especulativo e imaginario y pongamos un pie en la tierra firme de la realidad para confirmar lo dicho: pronto, muy pronto un muro de contención rodeará a Venecia, y cuando esté listo, no solamente el agua alta dejará de ser una amenaza, sino además habrá otras zonas donde crecer y mostrar un nuevo esplendor. Lo vuelvo a decir sin temor a exageración: Venecia está por nacer.
El Carnaval de la vida
Conocimos gente que trabaja todo el año en espera del Carnaval. Saber que hay gente que vive del carnaval y para el carnaval, ensancha la capacidad de mis pulmones, me quita toda angustia, el mundo se me vislumbra más grande de lo que es porque me revela que las alternativas de la vida humana son infinitas. Le expongo a mi esposa que quisiera vivir dos años en Venecia, tal vez al frente de una fábrica de máscaras de papel maché, vivir para el Carnaval. Ella me mira, se sonríe y me responde:
- «Con una condición: Yo me encargo de la fábrica y tú sólo escribes.»
- «¡Trato hecho!»
No hay comentarios:
Publicar un comentario