miércoles, 10 de agosto de 2016

Consulta Portátil en la cartografía personal. Sobre Bowie y la inmortalidad.

Mario Fattorello
EL SENTIDO DE LA DEMORA
Este obituario era una cuenta por cobrar, o, tal vez, por pagar, no sé. Lo cierto es que siete meses más tarde saldo la cuenta que tal vez se había traspapelado a propósito para comprobar que Bowie se mantiene y lo escrito sentido tiene. A nadie debe gustar escribir obituarios, pero éste es de un amargo particular…, vivificante. Siete meses después y para siempre, Bowie…

MUERTE Y RESURRECCIÓN DE BOWIE - LÁZARO
Me enteré de la muerte de David Bowie unas 10 horas después de que sucediera. Me afectó. La muerte siempre afecta. Nuestro mundo no es un planeta, nuestro mundo es aquello que hemos conocido, nuestro imaginario personal. Y la muerte es un enemigo al acecho dispuesto a ganar terreno expropiándonos un trozo de él. El valor de cada pieza del mundo personal es tan inestable que es imposible predecir la valía específica que tenga en un momento dado, o sea, hay un principio de incertidumbre de Heisenberg sobre nuestra autoestima.
La muerte ya se apoderó de varias parcelas de mi mundo personal y cada expropiación me ha afectado, no me sorprende que unas duelan más que otras, pero sí que el dolor no sea proporcional a lo que había esperado. Han pasado casi tres años desde la muerte de Lou Reed, y todavía no me la creo. Alguien que dedicó su vida a la poesía extrema, a encarnar los límites, parecía de otra dimensión, uno de esos entes de los que se puede pensar que están más allá de la vulgar muerte, pertenecientes a la inmortalidad de los minerales. Creo que de eso se trata el imaginario personal, la posibilidad de creer que haya algo que pueda ser inmortal.
Al enterarme de la muerte de Bowie sentí que se desprendía un trozo de papel de mi cartografía personal. Un obituario penoso en la bitácora del único viaje. Los iconos funcionan como señales en el mapa que alivian la ruta del navegante. Señales, puntos cardinales, sextantes, herramientas para marear. Y ahora el mapa tenía otra dirección perdida.

Pero, en esta oportunidad, unas horas más tarde, el agujero volvería a llenarse. Como un Lázaro que vuelve de la muerte, cuando en YouTube vi los vídeos que Bowie preparó como epitafio durante los últimos días de lucha contra la enfermedad. Con sus últimas interpretaciones parece haber querido enmendar la desorientación que pudiera haber causado su muerte a todos aquellos que le habían dado un lugar en su mapa personal. A su manera le dio la última vuelta de tuerca a su compromiso con la inmortalidad. Valiente, digno, un verdadero icono con el que se puede contar aún más allá del final. Quiero pensar que hasta para quienes no le conocieron, al ver sus dos últimos vídeos (Lazarus y Blackstar), y conocer el contexto en que los realizó, comprenderán lo que es un verdadero compromiso con el legado. Una vida completa de principio a fin y aún más allá.




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